PISA , PARA PADRES

Principio de primavera, hora de salida de colegios . Estoy sentada entre rosales y parterres de boj en un delicioso jardín neoclásico, esperando a mi hermana . Desde mi banco veo llegar a una mamá con dos niños de entre cinco y siete años . Sueltan sus mochilas , dan unas carreras . A los pocos minutos, hartos, los enanos deciden cambiar de actividad .Vuelven a las mochilas , sacan sus estuches , se acercan a un árbol centenario de tronco rugoso . Y para mi pasmo , se ponen a dibujar sobre la corteza . Lejos de reñirles , la mamá , orgullosa , tarda apenas unos segundos en destapar la carcasa de su móvil y hacerles una foto. Para mandarla a papá o a la abuelita , o para compartir con el mundo el tierno momento gracias a algún exhibidor de intimidades , tipo Facebook o Instagram.

Estoy a punto de levantarme a preguntar a la buena mujer si es ue no tiene dos dedos de frente cuando desde la distancia , estupefacta , observo que ahora es la madre la que agarra uno de los lápices y se suma afanosa a la tarea. Empiezo a andar hacia ella , pero me gana por la mano ,: le suena el teléfono , alguien le mete prisa , apremia a los niños . Antes de que jo pueda decirle : " Señora , pero ¿ no le da vergüenza ? " , la tipa inmortaliza su magna obra con la cámara del móvil otra vez. Para cuando llego al árbol , se han ido. Contemplo lo que ella acaba de dejar grabado : un corazón atravesado por una flecha con sendas iniciales en las puntas . Una patética muestra de los desaprensivos , incívicos e imbéciles que a veces podemos llegar a ser los humanos.

Todo podría haber quedado en anécdota si esa misma mañana no me hubiera despertado el malasombra del informe Pisa con una más de sus funestas noticias . Los estudiantes españoles , venía a decir, no sólo están a la cola en rendimiento académico , sino también  en competencias ligadas a la vida real . Y harta de oír voces airadas contra nuestro sistema educativo y sus profesores , al salir del jardín me pregunté una vez más cuánto margen de culpa no tenemos también los padres en esos vergonzantes resultados. Tentada estoy de proponer a la OCDE que nos evalúe a los progenitores para estimar el grado de responsabilidad en el asunto. Seguro que nos llevaríamos grandísimas  sorpresas.

text-Maria Dueñas.