imatg.Erwin Olaf.
Dicen que en la vida de toda mujer hay un punto de inflexión que marca irremediablemente la edad.Ese momento llegó cuando menos lo esperaba ,a los pocos meses de haber cumplido los sesenta .Lo recuerdo con precisión meridiana ; me encontraba en la agencia de viajes donde habitualmente compro los billetes ,cuando la dependienta ,me pregunta si tengo la Tarjeta Dorada de Renfe.
-La de la Renfe no.Tengo la Tarjeta Iberia Plus.
-Esa no vale ,le estoy pidiendo la Tarjeta Dorada
-No,no la tengo ,no la he tenido nunca .Pero dígame ,¿ la necesito para algo?
-Para que le hagan descuentos en los viajes por tren.Por supuesto ,no es obligatoria ,pero se la dan a todas aquellas personas que han cumplido los sesenta.
Al oir la última frase tuve una reacción un tanto insólita :dejé mi cuerpo en punto muerto ,de manera que sin apenas darme cuenta ,me fui deslizando poco a poco hasta quedar sepultada bajo la mesa .Me sentía como si la profesora me hubiera cogido en un renuncio.Por la cara que puso ,intuí que no me creía ;debió de pensar que intentaba ocultar la edad .No era esa mi intención ,Simplemente ,es que no sabía que existieran esas malditas tarjetas que ,además de para viajar más barato ,sirven para trazar la línea divisoria entre la segunda y la terera edad.
Darme de bruces con una realidad que no esperaba me dolió en lo más íntimo ,inmersa como estaba en mi trabajo ,en la atención a mis padres ,a mi pareja ,a los amigos y a todo lo que me preoupa y ocupa un lugar importante en mi vida ,entre cuyas prioridades no estaba la de sentirme como una persona que necesita la ayuda de la Administraión .
Cuando salí de la agencia lo hice con la sensación de que algo había cambiado.Que la dependienta me pidiera la Tarjeta de Oro sin ver ni siquiera mi DNI podia significar dos cosas ;una,que llevara la edad impresa en la frente y no me hubiese dado cuenta ;dos , que la imagen que proyectaba en nada se parecía a la que tenía de mí misma .
Fue en ese preciso instante cuando advertí lo rápido que pasa el tiempo.
Aprender a envejecer con dignidad,tal y como hacen tantas mujeres en el mundo,es otro de los secretos de una madurez inteligente .Las arrugas son las medallas de oro con que condecoramos nuestro paso por la vida ,y simboliza todo aquello por lo que hemos luchado.
A fin de cuentas ,el espejo me devuelve la imagen de una mujer que está bien consigo misma que sabrá superar los retos que la edad avanzada le vaya marcando .Que me den ahora mismo la Tarjeta Dorada de la Renfe ,que no le tengo ningún miedo.....Si el reflejo del espejo te muestra un cuerpo de sesenta años ,bienvenidos sean cada uno de ellos.....
libro;"SI A LOS 60 NO TE DUELE NADA ,ES QUE ESTÁS MUERTA"
Rosa Villacastín
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